La doble vulnerabilidad de los pacientes con cáncer ante la segunda ola Covid
Otro colapso sanitario puede hacer que ‘llueva sobre mojado’ en lo que a atención y avances frente al cáncer se refiere. Es el momento de crear auténticos circuitos nacionales en los que tratar el cáncer de manera coordinada, independientemente del código postal del ciudadano que se atienda.
Llevamos semanas y semanas oyendo hablar en materia sanitaria de rebrotes de la Covid 19, aumento de ingresos, e incluso, de algún hospital que ha procedido a la cancelación de cirugías no urgentes. Una lluvia fina que moja, pero que todavía ‘no cala’. ¿Llegará la tormenta? Ya hay centros hospitalarios que empiezan a lanzar gritos da alerta ante situaciones de pre-colapso. Por ello, conviene pensar ya en soluciones para que patologías de alto impacto como el cáncer no queden desatendidas.
En marzo, cuando toda España quedó paralizada, muchos profesionales sanitarios, en nuestros hospitales, a título personal, realizamos esfuerzos titánicos para que nuestros pacientes con cáncer no se vieran afectados. Teníamos pocos datos, ninguna directriz a nivel estatal y muchas incertidumbres, pero fuimos rápidos, establecimos circuitos e ideamos protocolos. En el caso de la Oncología, gracias a estos esfuerzos, se siguieron ofreciendo tratamientos y se mantuvieron las visitas médicas importantes. No obstante, como ya advertimos desde el Grupo Español de Cáncer de Pulmón, el ‘parón’ sanitario provocado por esta pandemia ha podido dejar huella en la atención y avances frente al cáncer en España. Diagnósticos que se retrasan, cirugías que se cancelan o detecciones en estadios más avanzados…un daño ‘colateral’ difícilmente asumible en términos de mortalidad.
Y es que los pacientes con cáncer son ‘doblemente’ vulnerables ante esta nueva pandemia. Por un lado, porque ahora, ya con datos, sabemos que presentan más mortalidad y morbilidad, así como ingresos hospitalarios frente a la enfermedad alrededor de un 25% más que la población general. En el caso concreto del cáncer de pulmón debido a una capacidad pulmonar ya previamente comprometida y a historial de hábito tabáquico y comorbilidades presentes en gran parte de estos pacientes esta puede ser mayor aún. Y por otro, porque otro colapso sanitario puede hacer que ‘llueva sobre mojado’ en lo que a atención y avances frente al cáncer se refiere. No podemos permitirnos otro parón.
Entonces, ¿qué podemos hacer si llega de nuevo la tormenta? La situación nos exige fórmulas imaginativas y eficientes. Algunas ya las hemos ido asumiendo muchos profesionales para salvar inequidades del sistema, como las derivaciones de enfermos para ensayos clínicos, consultas intercentros o potenciar la creación de centros de referencia para patologías complicadas, todas ellas emanadas del impulso y esfuerzo del propio profesional. ¿Por qué no darle un auténtico impulso ahora? Sin duda es el momento de crear grandes centros de referencia en cáncer donde poder derivar pacientes. Debemos crear auténticos circuitos nacionales en los que tratar el cáncer de manera coordinada, independientemente del código postal del ciudadano que se atienda. Así, si una determinada área geográfica se ve especialmente golpeada por la pandemia, es posible una auténtica coordinación y atención de los pacientes con cáncer. Una fórmula que, sin duda, no encontraría reticencias ni de parte de sanitarios ni de pacientes, pero que tendría que saldar escollos organizativos estatales. Pese a ello, las circunstancias especiales que estamos viviendo requieren medidas excepcionales.
Tampoco debe paralizarse la investigación en cáncer. Debemos apostar por una investigación clínica independiente, como ya hacen países del entorno europeo como Francia. Sin embargo, los recursos destinados a la ciencia en España han caído un 34% en la última década por debajo de Grecia, Portugal e Italia, quedando por debajo de la media de la Unión Europea. Menos recursos y escasa eficiencia en su reparto. Quizá aquí también sea el momento de unificar y trabajar en Red. Mejor grandes proyectos, en los que se pueda trabajar de forma colaborativa, que dispersar micro recursos en estudios de poco alcance. Será la única forma de ganar peso y estar preparados ante las eventualidades. No podemos perder todo lo alcanzado en supervivencia frente al cáncer y que hemos logrado gracias a la investigación. En este ámbito, mientras Francia dedica un importante presupuesto anual a investigación clínica independiente, aquí grupos de investigación cooperativos como el Grupo Español de Cáncer de Pulmón, entre otros, no tienen un reconocimiento por parte de la Administración de su labor, pese a contar, en nuestro caso, con más de 170 hospitales públicos asociados y con innumerables publicaciones y estudios. Los grupos cooperativos de investigación son el mejor ejemplo de que se puede y se debe trabajar en Red y de forma coordinada, para generar sinergias de trabajo que nos pueden ser muy útiles ante situaciones de colapso.
Por último, habría que organizar la denominada medicina de precisión. Es decir, aquella que permite que el paciente reciba el mejor tratamiento oncológico en función de las características de su tumor. Hace años que otros países tienen planificada una estrategia en medicina de precisión. Aquí lo hemos solventado con un larguísimo trámite parlamentario en el Senado, sin ninguna partida presupuestaria, ni directriz ejecutiva y menos aún organizativa. Necesitamos imperiosamente una organización en este sentido, ya que, si no se realiza, hurta posibilidades terapéuticas a la vez que ocasiona un aumento del gasto.
La pandemia de la Covid 19 ha dejado patente que es necesario trabajar de forma cooperativa para esquivar los daños colaterales del colapso sanitario. Esta segunda ola no nos puede encontrar de nuevo desprevenidos, especialmente en la atención al cáncer. Nuestros pacientes oncológicos no pueden asumirlo de nuevo.
Dr. Mariano Provencio, oncólogo y presidente del Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP)